Sus ojos que siempre vieron maldad
Enmudecieron al ver su imagen.
Su piel ya casi calcinada por los fuegos del infierno
se fue curando suavemente mientras sentía su olor
Los sueños que nunca tuvo florecieron,
dando paso así a querer cumplir todo cuanto
los humanos que eran condenados a arder
en la tierra de Dite le habían contado del amor.
Él, que nunca había soñado, soñó.
Él, que nunca había amado, amó.
Él, que nunca había llorado, lloró.
Pero de repente se detuvo y pensó que desde ese infierno aquel ángel nunca se fijaría en él y de este modo nunca alcanzaría a su amor.
Su único anhelo era poder ser como aquel
ángel lo cual lo llevo a ascender a la tierra
y mezclarse entre los humanos con el fin de
adquirir un alma y envejecer hasta la hora
de su muerte, así, solo así quizás podría expiar
su pasado y forjarse un futuro en manos de
aquel que tanto amaba.
No importaba el tiempo, no importaban
las lágrimas que derramase por el camino
ni cuan desesperado llegase a estar, solo tenia
que llegar hasta él.