martes, 28 de septiembre de 2010

El vuelo de un deseo...


Otra noche mi mirada se pierde entre el oscuro manto celestial en busca de una vulnerable estrella capaz de iluminar los senderos de las almas soñadoras. Allí, arriba donde lo grande es pequeño y lo pequeño se hace espectacular, naufrago entre polvos de estrella y rayos lunares con la única intensión de sentir el maravilloso candor de esos cuerpos muertos capaces de irradiar la más espectacular magia.

Mis palabras se deslizan entre la sombra que lleva Nix entre sus ojos. Mis deseos agudizan su intento exasperado de llegar a lo más alto y descender en forma de estrella fugaz con el anhelo de ser vistos por la reina de la noche, Selene. Mis palabras enmudecen, mis ojos brillan, mi alegría augmenta. Todo un espectáculo divino hace eco entre la vaporosa luz de ese rasguño de luna.

Sólo observo, anhelo y deseo. Escúchame. Quiero que mis deseos aterricen entre sus cráteres y se conviertan en el polvo de los sueños de poetas que ya yacen depositados entre sus ojos para que su luz nunca apague el querer febril de los ínfimos seres humanos.

Escúchame. Entiéndeme. Ayúdame.


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