jueves, 28 de mayo de 2009

Calida mañana de Viernes

La persiana a medio abrir mientras brisas del desierto del Sahara roza nuestros cuerpos en una mañana de primavera atípica.

Mira, se abren treintaisiete horizontes rectos y finos, pero el corazón los olvida y tú y yo contemplamos el momento.

Que lento el mundo, que pausado el mundo, que lenta la pena para las horas que se van deprisa y me roban momentos.

Dime, ¿Te acordarás de esta habitación?, ¿Te acordarás de este momento?, ¿Te acordarás de mí?

Fuera, en el mundo real, las hojas no dejan de caer ante la implacable fuerza del viento.
Dormidas las hojas de mis besos, marchitas las flores de mis miradas y vivo el aliento que desprende mi respirar a tu lado, se va menguando con el paso del reloj, pero mi esperanza no desfallece.

La tímida luz se cuela entre los cien pequeños ojos que nos miran e iluminan tu cuerpo, mientras yo, doy gracias por ese momento.

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