Convertir lo cotidiano en otra macedonia de manzana. Susurrar cosas intangibles en la esencia de tus oídos. Responder a las preguntas de las miradas con las respuestas de las sonrisas. Recorrer con mi dedo tu espalda, escribírtelo todo.
Mesar tu cabello de miel deslizándose en mis dedos de caramelo. Hacer el amor usando el lenguaje de las tertulias. Mullir dos labios de cereza ante cuatro ojos cerrados. Ser omniscientes al calor de los abrazos...
Ignorar, dudar, temblar... sentir.
Nada de esto sirve para explicarlo...
Me gusta tu comparación con la fruta y la miel, se parece mucho a un poema que escribi yo.
ResponderEliminarUn saludo! Alex
¡Hermoso!
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